Cómo sacarle partido a tu rutina de estudio
Comenzamos nuevo curso y con ello muchos cambios y propósitos, necesitamos adaptarnos y volver a la rutina poco a poco, pero estudiar se nos hace cuesta arriba, empezamos un planning y no lo terminamos, no llegamos a todo y eso nos hace estresarnos y quizás no conseguimos sacarle todo el partido que podríamos a nuestro día. Es por ello que en este post os daremos algunos consejos que podréis aplicar en vuestra rutina de estudio.
Son numerosos los beneficios de tener una rutina de estudio: aumentan la productividad, la energía, la motivación, la satisfacción y seguridad personal, la autorrealización, mejora la gestión de la ansiedad y, en consecuencia de todo esto, generan un estilo de vida más saludable.
Para comenzar, lo imprescindible de una rutina de estudio es que tenga unos objetivos flexibles, realistas, a corto plazo y que incluyan un refuerzo positivo, es decir, un premio al haber finalizado y cumplido esta tarea que queríamos hacer. Este refuerzo no tiene por qué ser material, simplemente puede ser dedicarnos tiempo a nosotros mismos, a hacer una actividad que nos guste y normalmente no la hagamos o simplemente a estar descansando en el sofá.
Por otro lado, deben ser flexibles para evitar la frustración que nos puede suponer que surjan posibles imprevistos y tengamos que reestructurar el plan. Es importante tener la capacidad de adaptarnos a cualquier cambio que pueda surgir, no sólo sin frustrarnos, sino sin sentirnos mal o culpables. Una rutina de estudio eficaz es aquella que se adapta a ti y te aporta bienestar, no todo lo contrario.
Para continuar, debemos saber qué tipo de tareas vamos a realizar, hay dos tipos de tareas:
- Las tareas clave son las más importantes, aquellas que debemos priorizar que cumplen los objetivos principales (ej: estudiar esa asignatura de la que te examinas esa misma semana)
- Las tareas de baja energía son aquellas que no corren tanta prisa y deberemos agruparlas por semejanza (ej: hacer apuntes de diferentes asignaturas).
Una vez tengamos claras cuáles son esas tareas, podemos seguir los siguientes pasos:
- Preparar nuestra agenda, lo recomendable es organizarla semana a semana y hacerlo el día que tengas más libre, por ejemplo el domingo por la tarde sería buena opción.
- Ordenaremos las tareas de más a menos importante, estando las tareas claves en primer lugar y distribuyéndolas a lo largo de la semana.
- El resto de tareas de baja energía puedes ponerlas en los huecos que se queden libres y puedas seguir trabajando aunque no te requieran tanta energía.
- ¿Cómo sabemos cuánto tiempo nos demandarán las tareas claves? Al organizar la agenda es importante ser pesimista, es decir, pensar lo que voy a tardar en hacer la tarea y añadirle más tiempo extra. Esto ayuda a que tengas margen en todas las tareas por si te ocupan más. Y si te sobra tiempo puedes ocuparlo con tareas de baja energía o con tiempo de ocio y/o descanso.
- También es recomendable acompañar la agenda con un calendario mensual para tener una perspectiva general del mes, así podemos apuntar las fechas más importantes (entregas de trabajos, exámenes…) e ir viendo cómo podemos distribuir ese trabajo semanal para llegar a tiempo a estas mismas.
Al igual que es importante el descanso y la alimentación para rendir en el día a día, en la rutina de estudio, el lugar es un factor también a tener en cuenta, asegúrate de que tu lugar de estudio, en la medida de lo posible, tiene las características óptimas de luz, ruido, temperatura y ausencia de distracciones.
Una vez tenemos nuestra agenda planificada y nuestro lugar de estudio listo, ¿por dónde empezamos? Vamos a comparar estudiar con hacer ejercicio físico (calentar-entrenar-estirar):
- Antes de empezar a hacer deporte debemos calentar, después se pasa a lo que corresponde el entrenamiento y finalmente estiramos.
- Es por ello que primero deberemos calentar nuestro cerebro con una actividad de dificultad media, después una difícil y finalmente una fácil.
- Esta estructuración será personalizada e independiente de cada persona y puede dividirse en distintas asignaturas o en partes de una misma asignatura.
- Al final de la sesión o de la semana puedes valorar cómo ha sido tu rendimiento, marcar los objetivos conseguidos y reestructurar si es necesario para la siguiente semana. Esto te ayudará a tener una mejor autoevaluación y metacognición
Asimismo, podemos usar la regla de calentar-ejercitar-estirar con la Técnica Pomodoro. Esta técnica consiste en realizar 25 min de trabajo y 5 min de descanso. Después de 4 Pomodoros, es decir cuatro vueltas de trabajo de 25 min y descansando 5, se realizará un descanso prolongado (25-30 min).
Por último, recuerda que a cada persona nos funciona una cosa diferente y no por ello está mal, encuentra lo que te funcione a ti. Quizás en los primeros intentos de esta nueva rutina de estudio te cueste y no la cumplas todos los días, es normal, no te culpes, sino responsabilízate y recuerda que el gran beneficiario de conseguir tus objetivos eres tú.
Psicóloga Unidad de Atención a la Infancia y Adolescencia.
Referencias:
Cirillo, F. (2018). The Pomodoro technique: The life-changing time-management system. Random House.
Tierno, B. (2012). Las mejores técnicas de estudio. Grupo Planeta Spain.