Planta cara a la artritis reumatoide…¿En qué se diferencia de la artrosis?
¿Qué es la artritis reumatoide?
La artritis reumatoide se define como una enfermedad crónica inflamatoria que afecta a las articulaciones, produciendo principalmente deformidad (variable según el estadio) y una importante pérdida de la función. Aunque tiene un claro componente inflamatorio parece considerarse también una enfermedad sistémica, ya que puede atacar a varios órganos. Se trata de una patología frecuente en la población mundial, puesto que el 0,5-1% desarrolla dicha enfermedad, especialmente entre los 60 y 85 años (1-3).
Dicha patología está caracterizada principalmente, por la destrucción del cartílago (encargado de amortiguar los impactos de nuestras articulaciones) y la erosión o desgaste de las estructuras óseas y las membranas sinoviales (1).
A día de hoy, el origen de esta patología sigue siendo algo complejo puesto que hay una variedad de genes con distintas formas que contribuyen a su aparición. Respecto a los factores de riesgo más frecuentes que aumentan las posibilidades de padecer artritis reumatoide son (1,2):
- Factores genéticos.
- Factores ambientales.
- Sexo femenino. Parece relacionarse con la producción de estrógenos.
- Presencia de autoanticuerpos (anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinadosàanit-CCP). Hace referencia a anticuerpos que desarrolla el sistema inmunitario para actuar en contra del propio individuo.
En cuanto a las articulaciones que se afectan con más frecuencia encontramos aquellas de menor tamaño como las manos y los pies. Sin embargo, las articulaciones más grandes pueden terminar generando síntomas según va evolucionando la enfermedad, pero siempre de forma secundaria a la afectación de las de menor tamaño (1).
¿Cómo pueden comenzar mis síntomas de artritis reumatoide?
La artritis reumatoide puede iniciar los síntomas de tres formas distintas (2):
- Inicio insidioso: caracterizada principalmente por comenzar a generarse de forma lenta y progresiva, sin necesidad de presentar síntomas obvios al principio. Suele darse en un 55-65% de los pacientes.
- Inicio intermedio: cuando la enfermedad comienza a desarrollar los síntomas ni muy lentamente ni muy rápidamente, en un punto medio. Tiende a darse en un 15-20% de la población que padece artritis reumatoide.
- Inicio agudo: aquella que genera síntomas de forma brusca y grave desde el inicio. Dichos síntomas aparecen, cambian o emporan de forma rápida. Tiene lugar en un 8-15% de los pacientes.
¿Qué síntomas se relacionan con la artritis reumatoide?
Los pacientes que tienen artritis reumatoide suelen presentar los siguientes síntomas (2):
- Rigidez matutina, que habitualmente dura unos 60-90 minutos.
- Afectación de muchas articulaciones al mismo tiempo, soliendo oscilar entre 4 y 7 articulaciones.
- Presencia de autoanticuerpos.
- Anormalidades serológicas previas a la aparición de los síntomas de la enfermedad. Esto se refiere a la existencia de anticuerpos extraños en la sangre.
- Impotencia funcional, es decir, incapacidad para realizar las funciones articulares.
- Inflamación de las articulaciones cuando tiene lugar un brote.
- Deformidad, debido a la destrucción que sufre las estructuras óseas, el cartílago y la membrana.
¿Qué prueba será útil para confirmar si hay artritis reumatoides?
Al igual que en la artrosis, la prueba que más información nos puede aportar para confirmar la presencia de artritis reumatoide es la radiografía, en la cual deberán observarse las siguientes alteraciones (3,4):
- Disminución del espacio entre los huesos que forman la articulación, es decir, que se encuentren muy pegados el uno al otro.
- Erosiones tanto en los huesos que conforman las articulaciones.
No obstante, para dicha patología, nos resulta muy útil realizar también resonancia magnética para observar posibles edemas óseos, erosiones en las membranas o el cartílago y principios de mucha inflamación. Del mismo modo, la ecografía será más sensible para identificar la inflamación y las erosiones óseas (3-6).
¿Cómo puedo tratar la artritis reumatoide?
Al tratarse de una patología crónica e inflamatoria no podremos eliminarla, pero sí podremos buscar su remisión o la disminución de su actividad, aliviar síntomas y mejorar la función.
En esta enfermedad el tratamiento farmacológico va a jugar un papel importante, por lo que cuanto antes se comience antes podremos empezar a mejorar la calidad de vida del paciente. No obstante, dicho tratamiento debe ser pautado y consensuado con su reumatólogo (7).
Posteriormente, deberá plantearse la necesidad de realizar un tratamiento conservador con la frecuencia que pauten los profesionales encargados. Dentro de dicho tratamiento, debe incluirse la fisioterapia y la terapia ocupacional con el fin de aliviar dolor, mejorar la función y aumentar la calidad de vida del paciente. En el ámbito de la fisioterapia, la evidencia científica ha demostrado la necesidad de incorporar técnicas de terapia manual que generen efectos analgésicos a corto plazo y aumenten el rango de movimiento de las articulaciones afectadas. Del mismo modo, se ha visto que el ejercicio terapéutico adaptado y controlado a cada paciente permite mejorar la movilidad y la fuerza, así como trabajar también el alivio del dolor con efectos más a largo plazo. Una vez más, este ejercicio terapéutico realizado en el agua producirá mejores sensaciones al paciente por la descarga de las articulaciones y el ambiente, entre otros. Por otro lado, la terapia ocupacional irá más orientada a mejorar la función en las diferentes actividades del día a día de estos pacientes (8).
¿Qué diferencias hay entre la artrosis y la artritis reumatoide?
ARTROSIS | ARTRITIS REUMATOIDE |
Afecta principalmente a las rodillas, caderas, columna y manos. | Afecta típicamente a las articulaciones pequeñas como maños y pies. |
Inflamación dura de tipo hueso. | Inflamación blanda, suave. |
Rigidez menos frecuente que empeora tras el esfuerzo o la actividad. | Rigidez muy frecuente que empeora tras el reposo (rigidez matutina). |
Radiológicamente se observa diminución del espacio articular y presencia de osteofitos (formaciones o bultos en el hueso) | Radiológicamente aparece disminución del espacio articular y erosión de los huesos que forman la articulación. |
Ausencia de factores reumáticos y anticuerpos. | Posibles factores reumáticos y autoanticuerpos en baja concentración. |
Marta Díaz Sáez (Fisioterapeuta)
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Firestein GS. Etiology and Pathogenesis of Rheumatoid Arthritis. In: Firestein GS, Budd RC, Gabriel SE, McInnes IB, O’Dell JR (eds) KELLEY’S Textbook of Rheumatology, vol 2, 9th edn. Philadelphia: Elsevier Saunders; 2013. p. 1059-108.e5.
- Sweeney SE, Harris ED, Firestein GS. Clinical Features of Rheumatoid Arthritis. In: Firestein GS, Budd RC, Gabriel SE, McInnes IB, O’Dell JR (eds) KELLEY’S Textbook of Rheumatology, vol 2, 9th edn. Philadelphia: Elsevier Saunders; 2013. p. 1109-36.e4.
- Zeman MN, Scott PJ. Current imaging strategies in rheumatoid arthritis. Am J Nucl Med Mol Imaging. 2012; 2(2): 174–220.
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- Narváez JA, Narváez J, De Lama E, De Albert M. MR imaging of early rheumatoid arthritis. 2010; 30(1): 143-63; discussion 163-5.
- Filer A, de Pablo P, Allen G, Nightingale P, Jordan A, Jobanputra P, et al. Utility of ultrasound joint counts in the prediction of rheumatoid arthritis in patients with very early sinovitis. Ann Rheum Dis. 2011 Mar; 70(3): 500–507.
- O´Dell JR. Treatment of Rheumatoid Arthritis. In: Firestein GS, Budd RC, Gabriel SE, McInnes IB, O’Dell JR (eds) KELLEY’S Textbook of Rheumatology, vol 2, 9th edn. Philadelphia: Elsevier Saunders; 2013. p. 1137-60.e4.
- Metsios GS, Stavropoulos-Kalinoglou A, Kitas GD. The role of exercise in the management of rheumatoid arthritis. Expert Rev Clin Immunol. 2015;11(10):1121-30.